Algunas de sus obras:
- San Hugo en el refectorio de los Cartujos, Museo de Bellas Artes Sevilla
- Cristo en la Cruz, Art Institute, Chicago
- Exposición del cuerpo de San Buenaventura,Museo del Louvre, París
- San Jerónimo flagelado por los ángeles,Claustro de los Jerónimos
- La Anunciación,Museo de Grenoble
- Santo Domingo en Soriano,Iglesia del antiguo convento de San Pablo el Real (Sevilla)
- San Andrés, Museo de Bellas Artes de Budapest.
- La Inmaculada Concepción, Museo del Prado Madrid
- Aparición de San Pedro a San Pedro Nolasco,Museo del Prado, Madrid
- Bodegón
El término "bodegón" (por extensión naturalezas muertas), acuñado en España por la literatura del siglo XVII, se utiliza para designar los cuadros de este género (escenas de taberna, mercado, etc.), como los bodegones de Velázquez. Por extensión se aplica a los cuadros sin personajes: animales, flores, frutos, y todo tipo de objetos inanimados.Una verdadera naturaleza muerta, firmada y datada, es la del Museo Norton Simon de Pasadena: cuatro limones en un plato, seis naranjas con sus hojas y flores, una taza sobre un plato metálico con una rosa en el borde.
Otras dos naturalezas muertas idénticas (Bodegón con cacharros, 1633), impresionan por su originalidad, con los elementos alineados de manera casi ceremonial; se conservan en el Prado de Madrid y el MNAC de Barcelona, y curiosamente ambas fueron donadas a dichos museos por el mismo coleccionista, Francesc Cambó.
Se ven cuatro jarras alineadas: dos de ellas, en ambos extremos, reposan sobre unas bandejas de estaño. Las otras tres son de barro. La jarra de la izquierda es de metal dorado. Los objetos están dispuestos en un mismo plano.Se trata de una galería de formas, tamaños, materiales diversos. Cada uno de ellos trabajado con detenimiento, desde el tacto de la loza hasta la sensación del barro cocido pasando por el frío metal. También es un tratado de líneas curvas, volúmenes, el recorrido sutil de la luz y su distinto comportamiento en cada material.
Ninguna fantasía distrae la atención del espectador y ninguna simetría le fatiga. Aunque no hay nada detrás de los objetos, solo un fondo oscuro, la impresión de simplicidad, no de vacuidad, se desprende de la composición: ascetismo sin severidad, rigor sin rigidez
Se ven cuatro jarras alineadas: dos de ellas, en ambos extremos, reposan sobre unas bandejas de estaño. Las otras tres son de barro. La jarra de la izquierda es de metal dorado. Los objetos están dispuestos en un mismo plano.Se trata de una galería de formas, tamaños, materiales diversos. Cada uno de ellos trabajado con detenimiento, desde el tacto de la loza hasta la sensación del barro cocido pasando por el frío metal. También es un tratado de líneas curvas, volúmenes, el recorrido sutil de la luz y su distinto comportamiento en cada material.
Ninguna fantasía distrae la atención del espectador y ninguna simetría le fatiga. Aunque no hay nada detrás de los objetos, solo un fondo oscuro, la impresión de simplicidad, no de vacuidad, se desprende de la composición: ascetismo sin severidad, rigor sin rigidez
En 1634, Zurbarán se encontraba en Madrid, y fue invitado por el rey para que, en unión de otros pintores —entre ellos Velázquez—, decorara el Salón de Reinos del nuevo palacio real del Buen Retiro. De las doce victorias militares del reino, él pintó una; La Defensa de Cádiz contra los ingleses (Museo del Prado). Además ilustró diez episodios de la vida de Hércules (Museo del Prado), ancestro mítico de la rama española de los Habsburgo. Estos cuadros, pintados a la mayor gloria de Felipe IV y de Olivares, no constituyen, ciertamente, lo mejor de su obra, ya que el héroe debía representarse semidesnudo, y Zurbarán no dominaba la anatomía, por su mayoritaria producción religiosa.
Su casa natal en Fuente de Cantos ha sido rehabilitada y dispone de las más modernas tecnologías para trasladar al visitante a la época del genial pintor extremeño. Un museo que pertenece a la red de Museos de Identidad de Extremadura.
Su aprecio creció después de su fallecimiento y su renombre traspasó las fronteras de España. El hermano menor de Napoleón, el impopular José Bonaparte, al que los españoles llamaban, compasivamente, el rey intruso o, desdeñosamente, Pepe botellas, hizo enviar a París, para el Museo Napoleón, algunas de las obras mayores de Zurbarán. Muchos generales del Imperio, e incluso el mariscal Soult se llevaron varios de esos cuadros sacados de Sevilla tras el cierre de los conventos.
Zurbarán conoció la celebridad antes de los treinta años, sobre todo después de pintar su ciclo de la Merced Calzada, encargo que Alonso Cano, maestro pintor desde 1626, había rechazado.
Monumento a Zurbarán. Fue realizado en 1929 para la Exposición Iberoamericana de Sevilla y estuvo situado en el Parque de María Luisa hasta los años 50, cuando fue trasladado a la Plaza de Pilatos de la localidad. El pedestal está decorado con relieves: el frontal del cuadro del pintor de Santa Casilda, y los tres lados restantes con la Puerta de la Macarena de la muralla sevillana, la Torre del Oro tal y como debió ser hace siglos y el escudo de la localidad de Fuente de Cantos.
- Páginas de información:
https://es.wikipedia.org/wiki/Francisco_de_Zurbar%C3%A1n
https://www.museodelprado.es/aprende/enciclopedia/voz/zurbaran-francisco-de/dbb34f90-243e-4231-b956-afd06a87463c
-Antonio Bonet-Correa en la Enciclopedia Universal, Zurbarán, (Catedrático de historia del arte español, Universidad Complutense de Madrid).
-M.L. Caturla, Fin y muerte de Francisco de Zurbarán. Documentos recogidos y comentados, Madrid 1964.
-Léo Moulin, La vida cotidiana de los religiosos en la Edad Media (Hachette, 1978).
-Emile Mâle, 'El arte religioso a finales de los siglos XVI, XVII y XVIII (Estudio sobre la iconografía después del Concilio de Trento: Italia, España, Flandes). París, 1932.
https://www.museodelprado.es/aprende/enciclopedia/voz/zurbaran-francisco-de/dbb34f90-243e-4231-b956-afd06a87463c
- Bibliografías:
-Antonio Bonet-Correa en la Enciclopedia Universal, Zurbarán, (Catedrático de historia del arte español, Universidad Complutense de Madrid).
-M.L. Caturla, Fin y muerte de Francisco de Zurbarán. Documentos recogidos y comentados, Madrid 1964.
-Léo Moulin, La vida cotidiana de los religiosos en la Edad Media (Hachette, 1978).
-Emile Mâle, 'El arte religioso a finales de los siglos XVI, XVII y XVIII (Estudio sobre la iconografía después del Concilio de Trento: Italia, España, Flandes). París, 1932.
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