domingo, 11 de junio de 2017

BARTOLOMÉ ESTEBAN MURILLO

Formando parte del foco sevillano de finales del Barroco del s.XVII, existe Bartolomé Esteban Murillo, retratista de lo cotidiano pero muy alejado ya del cruento hiperrealismo extremo.
Conocido como pintor de redondeces y dulzuras, si a una imagen se asocia el nombre de Murillo es a la de sus vírgenes, siempre puras y delicadas, sencillas en la comprensión y exquisitas, envueltas por una gracia que hoy día quizá para algunos gustos pueda pecar de sentimental en exceso.

Bartolomé Esteban Murillo nace en Sevilla en 1617, en el seno de una familia compuesta por numerosos hermanos que pronto quedarán sin padres. De esta manera, Esteban será criado por una hermana y su marido, con el cual mantendrá hasta el final cordiales relaciones.

Será en esta ciudad también donde comience a desarrollar su profesión de pintor, primero realizando obras de temática religiosa para exportar a América y, tras un supuesto "paseo" por Madrid conociendo de la mano de Velázquez las colecciones del Escorial y el Alcázar, asentándose y recogiendo laureles hasta su muerte en 1682.

Una vez aprendida la base del oficio, su influencia pictórica vendrá determinada por Pedro Moya, quien le hará partícipe de lo que en esta ciudad se estaba llevando a cabo, suscitando en Murillo por medio de copias e impresiones comentadas el deseo de partir de viaje para visionar este tipo de arte también. No irá tan lejos sin embargo, llegando hasta Madrid para regresar poco después a su ciudad de origen y es admitido en la Cofradía del Rosario de la Iglesia de la Magdalena.

Así, poco después, se encuentra totalmente establecido, con taller propio, recibiendo encargos de importancia cuya buena resolución contribuirá al aumento de su fama y a punto de formar una familia.Para la iglesia de los Franciscanos también va a realizar unos años más tarde una famosísima Inmaculada Concepción. De esta fecha es también su archiconocida Sagrada Familia del pajarito.

Hacia 1660 el reconocimiento de Murillo es grande, los encargos se suceden e incluso llega a intervenir en la fundación de la Academia de pintura de Sevilla, cuya presidencia ostentará hasta el año de 1663. En años siguientes va a llevar a cabo algunas de sus principales obras, como los dos lienzos del sueño del Patricio.

Al final de su vida inicia la serie que no llegará a ver terminada de la iglesia de los Capuchinos de Cádiz, durante cuya ejecución sufrirá un accidente, al caer desde un andamio, que le conducirá a la muerte.

Bartolomé Esteban Murill, en el barroco, fue un retratista de lo cotidiano pero muy alejado ya del cruento hiperrealismo extremo. Conocido como pintor de redondeces y dulzuras, si a una imagen se asocia el nombre de Murillo es a la de sus vírgenes, siempre puras y delicadas, sencillas en la comprensión y exquisitas, envueltas por una gracia que hoy día quizá para algunos gustos pueda pecar de sentimental en exceso.

Su obra sufrirá una evolución desde los primeros temas de corte tenebrista de su juventud, con los que recoge el vivir en los barrios pobres sevillanos, hasta las bellísimas y serenas inmaculadas de sus últimos años.
Así, ejemplos de costumbrismo realista se pueden considerar lienzos como el titulado Niños comiendo melón y uvas, o Vieja espulgando a un niño, en los cuales además aparece uno de los temas recurrentes de Murillo: la infancia, que aparece representada de forma anecdótica, copartícipe en las obras marianas, e incluso con una carga dramática.




Fuente de información: http://www.arteespana.com/murillo.htm
Libros: https://www.casadellibro.com/busqueda-generica?busqueda=bartolome+esteban+murillo&nivel=5&auto=0&maxresultados=10&=Busca
Noticias: http://elpais.com/tag/bartolome_esteban_murillo/a/
Curiosidades: http://www.lienzos.net/2012/11/curiosidades-sobre-bartolome-esteban-murillo.html

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