sábado, 17 de junio de 2017

EL CARNAVAL EN ANDALUCÍA

El Carnaval en Andalucía mantiene unas pautas más o menos similares: los jueves larderos, los domingos de piñata, el entierro de la sardina, las chirigotas, comparsas, concurso de máscaras y, sobre todo, la fiesta en la calle acompañada de la gastronomía más propia, eso sí, de cada territorio. 

Los carnavales estuvieron prohibidos durante el franquismo y eso provocó que en muchos lugares se perdiera la costumbre. Antes de esa época oscura, en los pueblos se realizaban bailes y juegos donde el coqueteo y el cortejo eran el principal interés y aliciente. 



Con el fin de la dictadura, sobre todo durante los años ochenta, los pueblos y ciudades fueron recuperando la tradición de celebrar esta fiesta, aunque en muchos casos, la influencia de Carnaval de Cádiz, se ha hecho muy evidente.  Hay concursos de agrupaciones y actuaciones al estilo del Falla en todas las provincias. Pero el Carnaval en Andalucía es mucho más.

Así se vive el carnaval en las diferentes provincias de Andalucía.
 
Cádiz

El Carnaval de Cádiz es uno de los carnavales más famosos de España.
Todos los años y durante los meses de enero y febrero se celebra en el Gran Teatro Falla el Concurso de Agrupaciones del Carnaval con diferentes modalidades, ya sean chirigotas, comparsas, coros o bien cuartetos.


La comida marca el comienzo del Carnaval casi en todos los rincones. En Cádiz, la Pestiñada, la Ostionada y la Erizada, acompañadas de cerveza, manzanilla o fino, indican que arranca la fiesta en la capital.

Pero, en la provincia, hay otras tradiciones quizá menos conocidas, como por ejemplo, la chicharrona o el ajo y la berza carnavalescos de Arcos de la Frontera. En este municipio, incluso se mantuvieron las murgas durante la dictadura.  En Trebujena, destaca la Quema de la  Bruja Piti: una figura ritual que se quema el domingo de carnaval como símbolo del fin de los excesos carnales.


Huelva

Los altramuces, los berdigones y las almejas son los protagonistas gastronómicos de los carnavales onubenses. La costa aprovecha sus tesoros para dar la bienvenida a una de las fiestas más divertidas del año. Municipios como Cartaya, Lepe, Punta Umbría, celebran el carnaval, junto al mosto de la tierra y los moluscos y bivalvos del mar, en las calles.



En Valverde del Camino aún mantienen la tradición de vestirse de “bobos”, el Miércoles de Ceniza, tiznarse la cara con carbón o cenizas y vestirse con que se tenga a mano. En Isla Cristina tiene mucha relevancia el Entierro de la Sardina, de hecho, el velatorio comienza el día anterior y en él participan todas las agrupaciones y peñas del pueblo.

En Aracena, el fin de fiestas consiste en la “quema de la cebolla”. Literalmente: queman una carroza de cartón piedra con forma de cebolla. Otra peculiar celebración la encontramos en Cumbres Mayores. Aquí, el final del carnaval no lo representa el Entierro de la Sardina, sino del Entierro del Jamón, haciendo honor a uno de los productos más importantes de la provincia y de este municipio en particular. El escenario para el velatorio es el propio ayuntamiento; luego, en pasacalles, los vecinos llevan el jamón en hombros hasta el Castillo- Fortaleza de Sancho IV “El Bravo”, donde todos despiden con pena al protagonista del festejo.

Almería

El carnaval almeriense también se vive en la calle y mantiene unas tradiciones peculiares, como los “cascarones” de Cuevas de Almanzora, se trata de adornar huevos cascados en la parte superior con papelitos y papel de seda. La gastronomía también está muy presente, destacando, por ejemplo, los hornazos de Gádor que se consumen en el campo el Jueves Lardero. En Sorbas, tras el Entierro de la Sardina, tiene lugar otro momento especial y auténtico: “la noche de las ollas”. Una antigua tradición de cortejo y burla, ollas con flores para las mujeres, ollas rotas frente a las casas de los vecinos no tan queridos del pueblo.

Granada

En Granada la tradición del Jueves Lardero, es habitual en poblaciones como Orce o Galera, donde es normal ver a familias disfrutando de las comidas típicas de la tierra en casas-cuevas o cortijos. También hay lugar para los disfraces o los pasacalles, como el de Huéscar o el de Alhama de Granada, donde la fiesta se prolonga hasta el domingo siguiente al Miércoles de Ceniza, el conocido como Domingo de Piñata. Ese día, se reúnen todas las murgas y comparsas, tanto locales como de otros municipios de la Comarca, para despedir el carnaval como se merece.

Sevilla

Si decidimos pasar el Carnaval en la provincia de Sevilla, es parada obligada Fuentes de Andalucía, cuyo carnaval es junto al de Cádiz el único declarado Fiesta de Interés Turístico. Una fiesta que siempre ha estado relacionada con las clases más humildes. De hecho, antiguamente, era tradición que los señoritos abandonasen el pueblo durante estas fechas y dejarán sus calles a merced de las capas más desfavorecidas. En estas fiestas podemos probar el dulce típico de carnaval de Fuentes: el “entornao”, un dulce que se caracteriza por su peculiar color anaranjado que le da el pimiento molido. El "entornao" también será el protagonista del fin de fiesta, pues la quema de un gigantesco “entornao” de cartón y papel marcará el fin del carnaval.

Si hablamos de gastronomía, en estas fechas debemos pararnos a degustar las tagarninas esparragás de Morón de la Frontera, el plato típico de carnavales de esta localidad. En Martín de la Jara o Los Morales, las agrupaciones que van cantando van siempre acompañadas de la figura del “pedilón” o “pidilón”, encargado de pasar la pandereta entre el público. Actualmente, esta figura ha ido evolucionando y siendo sustituida por el “postulante” que, en vez de pasar la pandereta, va vendiendo libretos y Cds.

Donde más encontraremos tradiciones curiosas será a la hora de cerrar el Carnaval. Algunas un poco más conocidas, como el Entierro de la Sardina que celebra Pedrera el Miércoles de Ceniza. Esa noche, prácticamente todo el pueblo disfrazado de luto acompaña el cortejo fúnebre de la sardina, que acaba con la quema de la misma y la degustación de vino y sardinas asadas. También una quema simboliza el final de los carnavales en El Coronil. En este caso es la quema del fantasma la que pone fin a unas fiestas caracterizadas por la “buñuelada y chocolatada” que tiene lugar en los distintos barrios de la localidad.

Y, en El Ronquillo,  el último domingo se celebra la "rompida de los cacharros". Los hombres jóvenes se reúnen en corros y se desafían lanzándose búcaros y botijos de barro, llegando a alcanzar gran altura. El que recibe el búcaro o botijo debe evitar, con habilidad y valentía, que éste no caiga al suelo.

Jaén

En Jaén, hay lugares en los que se conservan tradiciones y festejos propios de antes de la dictadura. Pese a los años de prohibición y la influencia del carnaval gaditano en los usos y costumbres de esta fiesta en el resto de Andalucía, en Sierra Mágina intentan rescatar los juegos tradicionales, el corro, la rueda, la olla o la piñata.

Como en el caso de la localidad almeriense de Sorbas, muchos de estos juegos tenían que ver con el cortejo entre jóvenes. Es el caso de “Los bordos de Carnaval” de Albanchéz de Mágina. Se trata de lanzar a las chicas los bordos, que no son otras cosa que el fruto de la enea, recogido en verano y puesto a secar en las casas listo para ser pelados y lanzar la pelusa que desprenden y que se pega en la ropa.

Málaga

La localidad malagueña de Arriate mantiene una celebración vinculada al carnaval, pero fuera de los tiempos, digamos “oficiales”, Un domingo, en la mitad de la cuaresma, tiene lugar el “día de la Vieja”, un día de convivencia familiar en el campo, dando cuenta de los productos de la tierra. Roscas de pan, huevos duros, embutidos locales, rosquillas de vino y mistela.

En Alozaina, en plena Sierra de las Nieves, se conserva una tradición que se remonta al siglo XV. Hablamos del Carnavald de la Harina que consiste en enharinarse unos a otros. El origen también tenía que ver con el cortejo entre mozos y mozas durante el carnaval. La fiesta ha cogido tal auge que ha sido declarada Fiesta de Interés Turístico Provincial por la Diputación de Málaga. En la capital, la fiesta también tiene mucha relevancia: con encuentros de grupos de cantos, murgas, comparsas, cuartetos y coros en el Teatro Cervantes en un concurso abierto a todas las agrupaciones de la provincia. Las calles y los barrios también tienen protagonismo, como la gastronomía: berzas, cazuelas, arroces, potajes... cada barrio organiza su degustación popular y acoge actuaciones callejeras.

Córdoba

Por último, en la provincia de Córdoba podemos señalar los “mascarones” de Rute, tras los cuales se esconden los vecinos y van recorriendo el pueblo. Durante esos días, es común comer un embutido llamado Relleno de Carnaval a base de pechuga de pavo, jamón, huevo, perejil y azafrán. En Baena, además de disfrutar de las agrupaciones y los pasacalles, conoceremos los Cascorrones o huevos rellenos de confeti, que se rompen a modo de broma en la cabeza de la gente. Y en Villa del Río viviremos el carnaval al revés. Sí, porque en este municipio cordobés el carnaval empieza por el final, por el Entierro de la Sardina del Miércoles de Ceniza. Los vecinos que acompañan el cortejo fúnebre van vestidos de negro y con las caras pintadas, simulando dolor y llanto. La procesión termina con un banquete de sardinas asadas. Pero, al contrario de otras poblaciones, este acto no supone el final del Carnaval sino el principio. Ya que en los días siguientes al Miércoles de Ceniza es cuando se realizan los concursos de Chirigotas y los Pasacalles, terminando el domingo siguiente, el Domingo de Piñata.





Curiosidades:http://www.carnavaleros.es/algunas-curiosidades-del-carnaval-de-cadiz.htm
http://curiosidadesdecadiz.blogspot.com.es/2014/03/el-carnaval-gaditano.html

Libros:http://www.codigocarnaval.com/libros-recomendados-carnaval-cadiz/

Noticias:http://carnaval.lavozdigital.es/noticias/

Fuentes de información: https://es.wikipedia.org/wiki/Carnaval_de_C%C3%A1diz
http://andaluciadiversa.com/carnaval/como-celebra-andalucia-el-carnaval 


jueves, 15 de junio de 2017

El Flamenco

 

El flamenco es la identidad cultural más genuina de Andalucía; es el arte de nuestra tierra, un símbolo que nos identifica como andaluces dentro y fuera de nuestras fronteras.


La conservación y recuperación del arte flamenco así como su difusión y promoción son los objetivos con los que nace el Instituto Andaluz del Flamenco a principios de 2005, un instrumento específico de la Consejería de Cultura que aúna todas las políticas emprendidas hasta ese momento en el mundo del flamenco.

 
Con la inclusión en el artículo 68 del nuevo Estatuto de Autonomía de Andalucía del flamenco como elemento singular del patrimonio cultural andaluz; y la declaración de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por parte de la UNESCO el 16 de noviembre de 2010, las instituciones públicas andaluzas reforzaron su compromiso de trabajar por mantener vivo este signo distintivo cultural y de difundirlo en el exterior.



Por ello, se han puesto en marcha diferentes líneas de actuación para su consolidación como industria cultural; su puesta en valor en los circuitos escénicos nacionales e internacionales; el mantenimiento y difusión del importante legado bibliográfico y documental; el acercamiento a niños y niñas a través de la formación reglada y el respaldo al importante sector asociativo del flamenco.




La UNESCO ha incluido al Flamenco en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. El sentimiento jondo que le viene a cualquier aficionado de cualquier parte del mundo cuando un cantaor entona una soleá ya tiene el respaldo de la mayor institución cultural que vela por el mantenimiento de la cultura y los valores tradicionales. Y el Flamenco tiene mucho de esto.





El Flamenco es el Guadalquivir de la cultura andaluza, que nos identifica dentro y fuera de nuestras fronteras. Está presente en nuestras fiestas públicas y privadas. 


Es herencia de nuestros mayores a través de las más antiguas herramienta de transmisión de la cultura: la oralidad. Es industria cultural, motor económico, objeto de estudio y reclamo turístico. Es presente, pasado y futuro, tradición y vanguardia y una de las manifestaciones culturales más ricas y complejas del mundo. Por todo ello, la UNESCO le ha otorgado su máximo reconocimiento para de la cultura inmaterial.
Un reconocimiento que ya le había concedido nuestra comunidad autónoma al incluirlo en el nuevo Estatuto de Autonomía y con el que las instituciones públicas nos comprometimos a proteger, estudiar y difundir el arte jondo. Ahora renovamos y reforzamos este compromiso, pues aunque ya hemos avanzado bastante, aún queda mucho camino por recorrer. 

El nuevo compromiso que hemos adquirido con la UNESCO velará por el mantenimiento de nuestra tradición jonda a la par que la promocionará dentro y fuera de Andalucía. Por nuestra parte, además, seguiremos velando por la profesionalización del sector, por el refuerzo de la actividad del tejido asociativo y por el mantenimiento de festivales y reuniones de cante jondo en los centros neurálgicos y en los nuevos espacios del Flamenco.



Los niños y niñas andaluces deben conscientes del arte que les rodea y comprendan que la identidad de ser andaluz pasa por conocer su manifestación cultural más genuina. Para ello la Consejería de Cultura trabaja para componer la senda que permita la incursión del flamenco en el currículo de la enseñanza en Andalucía.


Teniendo como antecedentes la aprobación del Estatuto de Autonomía, la creación del Instituto Andaluz del Flamenco, la aprobación de la Ley de Educación de Andalucía en 2007 y el reconocimiento de la UNESCO, así como el compromiso expreso del presidente de la Junta de Andalucía para que la inclusión del flamenco en el currículo escolar sea una realidad en esta legislatura, un equipo pluridisciplinar ha compuesto una serie de medidas para alcanzar el objetivo.
Medidas recogidas en una orden que pretende influir tanto en el alumnado como en el profesorado. Se trata de la creación de un portal educativo para la puesta en común de proyectos realizados entre centros educativos; el fomento de la realización de proyectos de investigación y materiales curriculares; la creación de premios a las iniciativas que planteen la difusión del flamenco en el aula o la celebración de actividades extra escolares.




El flamenco no entiende de fronteras ni de barreras idiomáticas y cada vez está más enraizado en los circuitos escénicos nacionales e internacionales. Un sector clave en la profesionalización del sector y para el que se han desarrollado una serie de iniciativas que abarcan diversos ámbitos: desde peñas flamencas, auténticas universidades de lo jondo, hasta escenarios internacionales.




El Instituto Andaluz del Flamenco es el instrumento creado por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía para impulsar y coordinar las políticas relacionadas con el flamenco. Sus líneas maestras de actuación están marcadas por la  conservación, difusión y recuperación del flamenco, su plena integración en el mercado musical y su consolidación como industria cultural, su promoción internacional, su investigación y conocimiento rigurosos y su aprovechamiento como recurso turístico.

La inclusión del flamenco en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO el pasado 10 de noviembre de 2010 -gracias a una candidatura impulsada por  la Consejería de Cultura a través del Instituto Andaluz del Flamenco- ha reforzado, aún más si cabe, el compromiso de la Junta de Andalucía con esta manifestación cultural. Compromiso que se plasma con la elaboración del Libro Blanco del Flamenco.


El Libro Blanco del Flamenco recoge el desarrollo del I y el II Congreso Internacional de Flamenco, celebrados en Sevilla entre el 10 y el 12 de noviembre de 2011 y en Córdoba entre el 14 y el 16 de noviembre de 2013 respectivamente, y las ideas, propuestas, aspiraciones, posibles soluciones y líneas de actuación que marcan la hoja de ruta del sector para los próximos años. A todo ello se añade abundante documentación, trabajos de investigación, publicaciones e información que suma numerosos datos al presente, pasado y futuro del arte jondo.


-Noticias:






















domingo, 11 de junio de 2017

Julio Romero de Torres

Julio Romero de Torres nació en Córdoba el 9 de noviembre de 1874 y murió el 10 de mayo de 1930.
Fue un pintor español e hijo del también pintor Rafael Romero Barros, director del Museo de Bellas Artes de Córdoba, comenzó su aprendizaje a las órdenes de su padre en la Escuela de Bellas Artes de Córdoba a la edad de 10 años. Gracias a su afán por aprender, vivió intensamente la vida cultural cordobesa de finales del siglo XIX y conoció ya desde muy joven todos los movimientos artísticos dominantes de esa época.


El grueso de su obra se encuentra en Córdoba en el Museo Julio Romero de Torres, donde se puede admirar el amplio repertorio de cuadros que fueron donados por su familia, por coleccionistas privados o comprados por el Ayuntamiento. Entre las obras más destacadas de este maestro figuran Naranjas y limones, Amor místico y amor profano, Poema de Córdoba, Marta y María, La saeta, Cante hondo, La consagración de la copla, Carmen, y por supuesto, La chiquita piconera o El retablo del amor.
Otras obras como La Buenaventura, Feria de Córdoba o La Monja pueden contemplarse en el Museo Carmen Thyssen de Málaga.

 
-Obras:
  • Patio andaluz o Pereza andaluza 


     
  • Nuestra Señora de Andalucía


  • La esclava



  •  Mujer en oración o Nieves




  • Julio Romero de Torres, Autorretrato


-Páginas importantes:

BARTOLOMÉ ESTEBAN MURILLO

Formando parte del foco sevillano de finales del Barroco del s.XVII, existe Bartolomé Esteban Murillo, retratista de lo cotidiano pero muy alejado ya del cruento hiperrealismo extremo.
Conocido como pintor de redondeces y dulzuras, si a una imagen se asocia el nombre de Murillo es a la de sus vírgenes, siempre puras y delicadas, sencillas en la comprensión y exquisitas, envueltas por una gracia que hoy día quizá para algunos gustos pueda pecar de sentimental en exceso.

Bartolomé Esteban Murillo nace en Sevilla en 1617, en el seno de una familia compuesta por numerosos hermanos que pronto quedarán sin padres. De esta manera, Esteban será criado por una hermana y su marido, con el cual mantendrá hasta el final cordiales relaciones.

Será en esta ciudad también donde comience a desarrollar su profesión de pintor, primero realizando obras de temática religiosa para exportar a América y, tras un supuesto "paseo" por Madrid conociendo de la mano de Velázquez las colecciones del Escorial y el Alcázar, asentándose y recogiendo laureles hasta su muerte en 1682.

Una vez aprendida la base del oficio, su influencia pictórica vendrá determinada por Pedro Moya, quien le hará partícipe de lo que en esta ciudad se estaba llevando a cabo, suscitando en Murillo por medio de copias e impresiones comentadas el deseo de partir de viaje para visionar este tipo de arte también. No irá tan lejos sin embargo, llegando hasta Madrid para regresar poco después a su ciudad de origen y es admitido en la Cofradía del Rosario de la Iglesia de la Magdalena.

Así, poco después, se encuentra totalmente establecido, con taller propio, recibiendo encargos de importancia cuya buena resolución contribuirá al aumento de su fama y a punto de formar una familia.Para la iglesia de los Franciscanos también va a realizar unos años más tarde una famosísima Inmaculada Concepción. De esta fecha es también su archiconocida Sagrada Familia del pajarito.

Hacia 1660 el reconocimiento de Murillo es grande, los encargos se suceden e incluso llega a intervenir en la fundación de la Academia de pintura de Sevilla, cuya presidencia ostentará hasta el año de 1663. En años siguientes va a llevar a cabo algunas de sus principales obras, como los dos lienzos del sueño del Patricio.

Al final de su vida inicia la serie que no llegará a ver terminada de la iglesia de los Capuchinos de Cádiz, durante cuya ejecución sufrirá un accidente, al caer desde un andamio, que le conducirá a la muerte.

Bartolomé Esteban Murill, en el barroco, fue un retratista de lo cotidiano pero muy alejado ya del cruento hiperrealismo extremo. Conocido como pintor de redondeces y dulzuras, si a una imagen se asocia el nombre de Murillo es a la de sus vírgenes, siempre puras y delicadas, sencillas en la comprensión y exquisitas, envueltas por una gracia que hoy día quizá para algunos gustos pueda pecar de sentimental en exceso.

Su obra sufrirá una evolución desde los primeros temas de corte tenebrista de su juventud, con los que recoge el vivir en los barrios pobres sevillanos, hasta las bellísimas y serenas inmaculadas de sus últimos años.
Así, ejemplos de costumbrismo realista se pueden considerar lienzos como el titulado Niños comiendo melón y uvas, o Vieja espulgando a un niño, en los cuales además aparece uno de los temas recurrentes de Murillo: la infancia, que aparece representada de forma anecdótica, copartícipe en las obras marianas, e incluso con una carga dramática.




Fuente de información: http://www.arteespana.com/murillo.htm
Libros: https://www.casadellibro.com/busqueda-generica?busqueda=bartolome+esteban+murillo&nivel=5&auto=0&maxresultados=10&=Busca
Noticias: http://elpais.com/tag/bartolome_esteban_murillo/a/
Curiosidades: http://www.lienzos.net/2012/11/curiosidades-sobre-bartolome-esteban-murillo.html

domingo, 28 de mayo de 2017

Velázquez


Diego Rodríguez de Silva y Velázquez nació en Sevilla, bautizado el 6 de junio de 1599 y murió en Madrid el 6 de agosto de 1660, más conocido como Diego Velázquez, fue un pintor barroco, considerado uno de los máximos exponentes de la pintura española y maestro de la pintura universal.

Pasó sus primeros años en Sevilla, donde desarrolló un estilo naturalista de iluminación tenebrista, por influencia de Caravaggio y sus seguidores. A los 24 años se trasladó a Madrid, donde fue nombrado pintor del rey Felipe IV y cuatro años después fue ascendido a pintor de cámara, el cargo más importante entre los pintores de la corte. A esta labor dedicó el resto de su vida. Su trabajo consistía en pintar retratos del rey y de su familia, así como otros cuadros destinados a decorar las mansiones reales.

Su presencia en la corte le permitió estudiar la colección real de pintura que, junto con las enseñanzas de su primer viaje a Italia, donde conoció tanto la pintura antigua como la que se hacía en su tiempo, fueron influencias determinantes para evolucionar a un estilo de gran luminosidad, con pinceladas rápidas y sueltas.

En su madurez, a partir de 1631, pintó de esta forma grandes obras como La rendición de Breda. En su última década su estilo se hizo más esquemático y abocetado, alcanzando un dominio extraordinario de la luz. Este período se inauguró con el Retrato del papa Inocencio X, pintado en su segundo viaje a Italia, y a él pertenecen sus dos últimas obras maestras: Las meninas

Las hilanderas. 

 












 Su catálogo consta de unas 120 o 130 obras. El reconocimiento como pintor universal se produjo tardíamente, hacia 1850.1880 y 1920, coincidiendo con la época de los pintores impresionistas franceses, para los que fue un referente. Manet se sintió maravillado con su obra y le calificó como «pintor de pintores» y «el más grande pintor que jamás ha existido». La parte fundamental de sus cuadros que integraban la colección real se conserva en el Museo del Prado en Madrid.





Su gran calidad como pintor se manifestó ya en sus primeras obras realizadas con sólo 18 o 19 años, bodegones con figuras como El almuerzo del Museo del Ermitage de San Petersburgo, o la Vieja friendo huevos de la National Gallery of Scotland de Edimburgo,19 de asunto y técnica totalmente ajenos a cuanto se hacía en Sevilla, opuestos además a los modelos y preceptos teóricos de su maestro.


 

En estos primeros años desarrolló una extraordinaria maestría, en la que se pone de manifiesto su interés por dominar la imitación del natural, consiguiendo la representación del relieve y de las calidades, mediante una técnica de claroscuro que recuerda el naturalismo de Caravaggio, aunque no es probable que el joven Velázquez pudiera haber llegado a conocer ninguna de las obras del pintor italiano.En sus cuadros una fuerte luz dirigida acentúa los volúmenes y objetos sencillos que aparecen destacados en primer plano. El cuadro de género o bodegón, de procedencia flamenca, de los que Velázquez pudo conocer los grabados de Jacob Matham, y la llamada «pittura ridicola», practicada en el norte de Italia por artistas como Vincenzo Campi, con su representación de objetos cotidianos y tipos vulgares, pudo servirle para desarrollar estos aspectos tanto como la iluminación claroscurista.


Además, el primer Velázquez pudo conocer obras del Greco, de su discípulo Luis Tristán, practicante de un personal claroscurismo, y de un actualmente mal conocido retratista, Diego de Rómulo Cincinnato, del que se ocupó elogiosamente Pacheco.

El Santo Tomás del Museo de Bellas Artes de Orleans y el San Pablo del Museo Nacional de Arte de Cataluña, evidenciarían el conocimiento de los dos primeros.

















 

La clientela sevillana, mayoritariamente eclesiástica, demandaba temas religiosos, cuadros de devoción y retratos,por lo que también la producción del pintor en este tiempo se volcó en los encargos religiosos, como la Inmaculada Concepción de la National Gallery de Londres y su pareja, el San Juan en Patmos, procedentes del convento de carmelitas calzados de Sevilla,









 







de acusado sentido volumétrico y un manifiesto gusto por las texturas de los materiales; la Adoración de los Magos del Museo del Prado o la Imposición de la casulla a San Ildefonso del Ayuntamiento de Sevilla.

 















Velázquez, sin embargo, abordó en ocasiones los temas religiosos de la misma forma que sus bodegones con figuras, como ocurre en el Cristo en casa de Marta y María de la National Gallery de Londres o en La cena de Emaús de la National Gallery of Ireland, también conocida como La mulata, de la que una réplica posiblemente autógrafa en el Instituto de Arte de Chicago suprime el motivo religioso, reducido a bodegón profano.












 


Esa forma de interpretar el natural le permitió llegar al fondo de los personajes, demostrando tempranamente una gran capacidad para el retrato, transmitiendo la fuerza interior y temperamento de los retratados. Así en el retrato de sor Jerónima de la Fuente de 1620, del que se conocen dos ejemplares de gran intensidad, donde transmite la energía de esa monja que con 70 años partió de Sevilla para fundar un convento en Filipinas.


Se consideran obras maestras de esta época la Vieja friendo huevos de 1618 y El aguador de Sevilla realizada hacia 1620. En la primera demuestra su maestría en la hilera de objetos de primera fila mediante una luz fuerte e intensa que destaca superficies y texturas. El segundo, cuadro que llevó a Madrid y regaló a Juan Fonseca, quien le ayudó a posicionarse en la corte, tiene excelentes efectos: el gran jarro de barro capta la luz en sus estrías horizontales mientras pequeñas gotas de agua transparentes resbalan por su superficie

Vieja friendo huevos                                                 El aguador de Sevilla



 


















Esta etapa se caracteriza por el predominio de la técnica tenebrista, destacando en primer plano figuras fuertemente iluminadas sobre un fondo oscuro. Utilizaba un color espeso que recubría totalmente el lienzo.

  • Príncipe Baltasar Carlos a caballo.Considerada una de sus obras maestras. Sus pinceladas rápidas, abocetadas y de enorme precisión, anteceden en dos siglos los modos impresionistas.


  • Las hilanderas donde la composición se organiza en distintos planos de luz y de sombra muy contrastados entre ellos. Para López-Rey es en este cuadro donde alcanzó mayor dominio de la luz. La mayoría de las figuras están difuminadas, definidas con toques rápidos que provocan esa borrosidad.





  • Las meninas donde se aprecia su último estilo: trazos largos y sueltos en los contornos y pinceladas breves en los toques de luz, fundamentalmente en los vestidos.



 Velázquez se autorretrató, pintando, en 1656 en su cuadro más emblemático: Las meninas. En las mangas de su vestido y en su mano derecha se aprecia su estilo final rápido y abocetado. En su paleta distinguimos los pocos colores que utilizaba en sus pinturas. La cruz de la Orden de Santiago que lleva en su pecho fue añadida al cuadro posteriormente.






El rostro de la Infanta Margarita está tratado con tenues sombras y luminosos toques que dan ligereza a su cabello y modelan su figura, obteniéndose uno de los mejores efectos lumínicos en la obra del artista






  • Venus del Espejo.El reducido cromatismo del cuadro, limitado a un rojo brillante, un cálido marrón, un suave azul y un blanco, hace resaltar el cuerpo de Venus, que domina sobre lo demás, y que en realidad está pintado por mezcla de esos cuatro colores. Venus aparece en una postura sensual y a la vez pudorosa.



 -Páginas de información:

http://www.arteespana.com/velazquez.htm

https://es.wikipedia.org/wiki/Diego_Vel%C3%A1zquez

-Bibliografías:

-Alcalá Zamora, José y Pérez Sánchez, Alfonso E. (2000). Velázquez y Calderón. -Dos genios de Europa. Madrid: Real Academia de la Historia. ISBN 84-89512-76-0.
-Azcárate, José María (1990). «Velázquez, pintor de la luz». Velázquez (Los Genios de la Pintura Española). Madrid: SARPE. ISBN 84-7700-083-2.
-Bardi, P.M. (1969). «Documentación sobre el hombre y el artista». La obra pictórica completa de Velázquez. Barcelona: Editorial Noguer SA y Rizzoli Editores.
-Bennassar, Bartolomé (2012). Velázquez. Vida. Madrid: Cátedra. ISBN 978-84-376-2979-7.
-Brown, Jonathan (1986). Velázquez. Pintor y cortesano. Madrid: Alianza Editorial. ISBN 84-206-9031-7.
-Brown, Jonathan y Garrido, Carmen. Velázquez. La técnica del genio. Madrid: Ediciones Encuentro. ISBN 84-7490-487-0.
-Noticias:

-http://www.20minutos.es/noticia/3052279/0/retrato-felipe-iii-velazquez-museo-prado/

-http://sevilla.abc.es/cultura/libros/sevi-diaz-perez-murillo-y-velazquez-caminos-artista-201705112317_noticia.html
















































La clientela sevillana, mayoritariamente eclesiástica, demandaba temas religiosos, cuadros de devoción y retratos,por lo que también la producción del pintor en este tiempo se volcó en los encargos religiosos, como la Inmaculada Concepción de la National Gallery de Londres y su pareja, el San Juan en Patmos, procedentes del convento de carmelitas calzados de Sevilla,
























































de acusado sentido volumétrico y un manifiesto gusto por las texturas de los materiales; la Adoración de los Magos del Museo del Prado o la Imposición de la casulla a San Ildefonso del Ayuntamiento de Sevilla.






























































Velázquez, sin embargo, abordó en ocasiones los temas religiosos de la misma forma que sus bodegones con figuras, como ocurre en el Cristo en casa de Marta y María de la National Gallery de Londres o en La cena de Emaús de la National Gallery of Ireland, también conocida como La mulata, de la que una réplica posiblemente autógrafa en el Instituto de Arte de Chicago suprime el motivo religioso, reducido a bodegón profano.



































Esa forma de interpretar el natural le permitió llegar al fondo de los personajes, demostrando tempranamente una gran capacidad para el retrato, transmitiendo la fuerza interior y temperamento de los retratados. Así en el retrato de sor Jerónima de la Fuente de 1620, del que se conocen dos ejemplares de gran intensidad, donde transmite la energía de esa monja que con 70 años partió de Sevilla para fundar un convento en Filipinas.


Se consideran obras maestras de esta época la Vieja friendo huevos de 1618 y El aguador de Sevilla realizada hacia 1620. En la primera demuestra su maestría en la hilera de objetos de primera fila mediante una luz fuerte e intensa que destaca superficies y texturas. El segundo, cuadro que llevó a Madrid y regaló a Juan Fonseca, quien le ayudó a posicionarse en la corte, tiene excelentes efectos: el gran jarro de barro capta la luz en sus estrías horizontales mientras pequeñas gotas de agua transparentes resbalan por su superficie

Vieja friendo huevos                                                 El aguador de Sevilla



 


















Esta etapa se caracteriza por el predominio de la técnica tenebrista, destacando en primer plano figuras fuertemente iluminadas sobre un fondo oscuro. Utilizaba un color espeso que recubría totalmente el lienzo.























  • Las hilanderas donde la composición se organiza en distintos planos de luz y de sombra muy contrastados entre ellos. Para López-Rey es en este cuadro donde alcanzó mayor dominio de la luz. La mayoría de las figuras están difuminadas, definidas con toques rápidos que provocan esa borrosidad.





  • Las meninas donde se aprecia su último estilo: trazos largos y sueltos en los contornos y pinceladas breves en los toques de luz, fundamentalmente en los vestidos.



 Velázquez se autorretrató, pintando, en 1656 en su cuadro más emblemático: Las meninas. En las mangas de su vestido y en su mano derecha se aprecia su estilo final rápido y abocetado. En su paleta distinguimos los pocos colores que utilizaba en sus pinturas. La cruz de la Orden de Santiago que lleva en su pecho fue añadida al cuadro posteriormente.






El rostro de la Infanta Margarita está tratado con tenues sombras y luminosos toques que dan ligereza a su cabello y modelan su figura, obteniéndose uno de los mejores efectos lumínicos en la obra del artista










 -Páginas de información:
http://www.arteespana.com/velazquez.htm

 https://es.wikipedia.org/wiki/Diego_Vel%C3%A1zquez




    Bibliografía

  • Alcalá Zamora, José y Pérez Sánchez, Alfonso E. (2000). Velázquez y Calderón. Dos genios de Europa. Madrid: Real Academia de la Historia. ISBN 84-89512-76-0.
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