La Cueva de Nerja rompió su silencio de miles de años tras ser descubierta por cinco jóvenes de la cercana localidad de Maro. El descubrimiento de la Cueva de Nerja ha apoyado, sufragado y publicado buena parte de los diversos estudios que se le han propuesto, en especial los rederidos a las investigaciones arqueológicas. La Cueva de Nerja es, desde hace décadas, uno de los monumentos más visitados del país, con alrededor de 500.000 visitantes anuales.
Poco tiempo después del descubrimiento de la Cueva de Nerja, la magnitud del yacimiento arqueológico que atesoraba determinó su declaración como Monumento Histórico Artístico por Decreto 988, de 25 de mayo de 1961 (B.O.E. nº 142 de 15 de Junio de 1961) y, más tarde, Bien de Interés Cultural por Ley 16/1985 de Patrimonio Histórico Español, de 25 de junio de 1985 con categoría de Zona Arqueológica (2006).
La técnica artística más frecuente en la cavidad es la pintura, con un resgistro de colorantes que va del rojo al negro, siedno sobre todo el primero el que muestra la mayor variedad de tonos. Los métodos de aplicación fueron de tipo indirecto, con dedos, lápiz e incluso pincel.
Entre las especies de animales representadas se encuentran caballos, ciervos, cabras, focas y aves, acompañados por un importante lote de signos (puntos, líneas...).
Los datos arqueológicos disponibles permiten deducir que la Cueva de Nerja fue utilizada como hábitat, lugar de enterramiento y para plasmar manifestaciones artísticas rupestres, entre otras actividades. La particular ubicación del yacimiento, próximo a la costa, proporciona información sobre el clima reinante en el pasado, los cambios sufridos por el nivel del mar, la diversidad y cantidad de recursos explotados por cada comunidad humana, las distintas estrategias de subsistencia y los patrones de poblamiento durante el Cuaternario reciente.
Los espeleotemas que adornan las paredes, el suelo y el techo de la cavidad son abundantes y muy variados: estalactitas, estalagmitas, columnas, gours, macarrones, perlas de las cavernas, banderas, coladas, excéntricas, moonmilk (leche de luna), piñas y uñas, entre otros. Algunos de los espeleotemas de la cueva destacan no sólo por su belleza, sino por su tamaño: es el caso de la gigantesca columna de la Sala del Cataclismo, con 32 metros de altura y 18 metros de diámetro.
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