Este periodo se
caracterizó por la presencia del hombre neardental y la cultura
musteriense, coincidiendo con un recrudecimiento climático que llevó
al uso de las cuevas como refugios. Testimonio de ello son la cueva
da la Caríhuela en Piñar, la cueva de Zájara en Cuevas del
Almanzora y las cuevas gibraltareñas.
La presencia de neardentales se ha constatado en los yacimientos de Puentemocho, en Jaén, Carmona, en Sevilla, la Janda en Cádiz, Bobadilla en Málaga e Iznalloz, en Granada.
Estos homínidos por
las glaciaciones habitaron muchas cuevas, sobretodo en las zonas
orientales de Andalucía. Los primeros restos se encontraron en el
peñón de Gibraltar. Eran cazadores recolectores que vivían en
bandas nómadas e instalaban sus campamentos bien al aire libre o
buscando la protección de un abrigo rugoso o la entrada de una
cueva. En los campamentos la aire libre llegaron a construir cabañas.
A tenor de los
yacimientos musterienses localizados en Andalucía, y partiendo de
que se ha descubierto una mínima parte del verdadero número de
asentamientos, no es arriesgado decir que hubo una población
relativamente densa en Andalucía. Es seguro que las nuevas técnicas
de fabricación de herramientas posibilitaron un incremento de
recursos alimenticios y, por lo tanto, un aumento de la población.
En cuanto a la
variedad de herramientas encontradas destacan las realizadas a través
de la técnica de Levallois. En cuanto a la variedad de utensilios y
su especialización ha aumentado y así nos encontramos con puntas,
raederas, raspadores etc.
LA TÉCNICA
LAVALLOIS
La cultura
musteriense de tradición achelense se caracteriza por las
innovaciones tecnológicas en la talla que consista en preparar
cuidadosamente el plano de percusión del núcleo por una serie de
golpes con el fin de obtener una lasca de corte más largo que
después se retocaban para obtener raederas, cuchillos, puntas etc.
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